Nos hemos dado cuenta de que hay que hablar antes de juzgar y no fiarnos de las apariencias.
El pobre Lobito de los cuentos estaba muy triste porque siempre estaba solo en el bosque, sin amigos y además, todos los animalitos huían de él, e incluso los Cerditos, que parecían tan amables, no se les ocurre otra cosa que pretender quemarle el culete....
Menos mal que un día conoció a la Abuelita de Caperucita y ésta le invitó a su casa a merendar. Nosotros también ayudamos preparando una torta secreta y charlamos con él.
Nos contó muchos secretos del bosque y también que muchos cuentos están contados al revés, ¡claro! nadie le pregunta a él cómo pasaron las cosas y siempre hay que escuchar a las dos partes... desde entonces miramos al lobo con otros ojos :)
Por cierto, trabajo intensito con las emociones y la empatía que hemos hecho...no hemos parado de hablar y de escucharnos :)
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